Ojalá el Apertura terminara hoy. No es que sea tan malo. Sin ser demasiado exigente, cualquiera puede entretenerse viendo un partido de Municipal Iquique, Audax Italiano o Huachipato. Los chicos no parecen tan débiles, los grandes tampoco tan fuertes y el menú es variado: hay equipos armados al estilo Bielsa, otros que se acomodan a la circunstancia, otros que privilegian el buen pie y algunos que simplemente apelan a la dignidad, a rendir al máximo de sus modestas posibilidades. En este contexto, el deseo por ver terminada la lucha por el campeonato tiene orígenes simples, tan simples como sus protagonistas: Luis Hernán Carvallo y Unión Española. Al finalizar el torneo pasado, Carvallo y u grupo parecían llegar al final de un camino breve. Estaban bajando a Primera B ante Puerto Montt y el técnico probablemente se veía de regreso al trabajo anónimo en las divisiones menores, mientras que los jugadores esperaban que sus representantes apelaran a lo mejor de su repertorio para ficharlos en otro club y mantenerlos así en la serie de arriba. En eso estaban, cayendo 3-0 en Santa Laura cuando algunos de los suyos rescataron la categoría apelando al orgullo y al recuerdo de tiempos mejores. El impulso, al parecer, fue tan potente que ya están matriculados para la Copa Sudamericana en el próximo semestre (y hasta hoy, sin equipos mexicanos) y su forma de jugar abre espacio a los sueños. El fútbol es un juego y el entrenador de Unión, debutante con más de 60 años como técnico de adultos, lo sabe perfectamente: su plantel privilegia, por sobre todo, el carácter de juego en este asunto, por más que haya un sueldo de por medio, la presión de los dirigentes, de los hinchas
o de la prensa. Al ver a Unión los amantes del fútbol vuelven a las raíces, aunque muchos de sus protagonistas carezcan de un currículum deslumbrante o nunca puedan llegar a un club europeo. Están en Unión nomás… a un par de cuadras de la Plaza Independencia y con un sueldo sencillo (para losparámetros de este deporte), pero puntualmente pagado. Ellos son los únicos constructores de sus sueños, nadie les regala nada y ellos se están quedando con los premios mayores del modo más eficiente y estético: pasándole el balón a los compañeros, escondiéndoselo a los rivales y apuntándole al arco con la debida regularidad. Como el Barça, aunque sin estrellas mundiales ni recursos inagotables. Al estilo de su técnico: lejos de las luces, sin alzar la voz, pero conamor a la pelota. Y eso se agradece.
OPINION
Subeditor de Deportes
Por Eduardo Sepúlveda Zelaya
www.latercera.cl
Subeditor de Deportes
Por Eduardo Sepúlveda Zelaya
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3 comentarios:
Hola Tata.
Gran sitio.
Una sola cosa. el comentario es del subeditor de Deportes de la Tercera.
Emocionante artículo.
De verdad este torneo soñado hay que cerrarlo con la copa.
gracias por la corrección
saludos
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